Historia del despoblado de Obétago.
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Camino de Maranchón a Medinaceli siguiendo la carretera SO-411, un kilómetro y medio antes de llegar al pueblo soriano de Layna, llama la atención a la derecha, sobre un pequeño cerro rocoso, las ruinas de lo que en el pasado fue el pueblo de Obétago. Hoy tan sólo queda como recuerdo en pie y a duras penas la espadaña y pared de su vieja iglesia parroquial, rodeada por las piedras esparcidas de los muros derruidos de sus casas y corrales. El lugar de Obétago, como muchas otras poblaciones de nuestra zona, ya aparece documentalmente citado en 1197 en el "D ocumento de Concordia " (1) firmado entre el obispo seguntino D. Rodrigo y los clérigos de las aldeas del Arciprestazgo de Medinaceli, poniendo fin a una larga y tensa disputa mantenida entre ambas partes. Fechado el 4 de noviembre, inserto entre los epígrafes de Clares y Ures, el cura de “Ovetago” se sumaba con esta fórmula a la concordia: “Ego Guilelmus sacerdos de ovetago... concedo” (“Yo Guill