Memoria Negra de los muleteros de Maranchón. - Primera parte: "Un novio que se pierde"





                Si especialmente por algo ha sido conocido Maranchón en toda España, y aún fuera de ella, es sin duda por la actividad muletera desarrollada por muchos de sus vecinos a lo largo de los siglos pasados. Estos tratantes de caballerías, recorrieron toda la geografía española, de feria en feria y mercado en mercado, comprando y vendiendo sus mulas y caballos, haciendo de su pueblo un punto de referencia en este sector ganadero y comercial.

                Fueron bastantes los que, dedicándose a esta actividad, conseguirían obtener grandes fortunas personales, que generación tras generación, fueron acrecentándose y haciendo que algunas familias maranchoneras alcanzasen un elevado nivel económico, tanto a nivel local como provincial, a finales del siglo XIX y hasta bien entrado el XX. Alguno de los apellidos que alcanzaron especial relevancia entre estos tratantes por su elevado estatus económico serían los Castellote, los Atance, los Gilaberte, los Gaitán o los Villavieja, entre otros.

                Buena parte de estas fortunas familiares obtenidas con el trabajo serían depositadas e invertidas por los muleteros más pudientes, en bancos y casas de cambios de Madrid durante la década de 1890. Así lo harían los Castellote y los Atance, quienes invirtieron gran parte de sus ahorros en la casa de crédito Villodas, una de las más prestigiosas de la capital de España, obteniendo con ello incrementar aún más su riqueza.

                Sin embargo, los problemas económicos para estas pudientes familias muleteras van a iniciarse de manera inesperada a comienzos de 1893. Debido a una fuerte crisis económica que afectará a toda España, la Banca Villodas presenta suspensión de pagos el 27 de enero de ese año. El diario madrileño El Siglo Futuro” recoge la noticia y las opiniones de algunos especialistas sobre tan preocupante suceso, añadiendo respecto a cómo afectaba la suspensión de pagos al comercio lo siguiente: 

          “…los carniceros no parecen, después de todo, haber sufrido mucho. En cambio, asegúrase que están aterrados los maranchoneros, o sea los naturales de Maranchón, que se dedican a la venta de mulas, y los tratantes de vinos y corredores de trigo, los cuales depositaban sus dineros en la casa del Sr. Villodas sin exigir de la misma ninguna garantía, por la confianza que les inspiraba”...


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