Historia de la Escuela de Clares y sus Maestros.


En el siguiente artículo trataremos de recuperar y dar a conocer la evolución de la enseñanza impartida en la Escuela de Clares a lo largo del tiempo, rescatando y poniendo en su justo valor la abnegada labor de aquellos sufridos maestros rurales que, relegados hoy al olvido, trataron de transmitir algo del saber  y la cultura a las nuevas generaciones, en un pueblo como el nuestro (y como la gran mayoría) dormido en la ignorancia hasta años no tan lejanos.
A todos los maestros de pueblo o ciudad, de ayer hoy y mañana, va especialmente dedicada esta “historia”.

Entrada al edificio nuevo de la escuela. Foto de 2009


PRIMERA PARTE: de 1840 a 1921


1.- LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX. EL PUNTO DE PARTIDA.

Tras promulgarse la Constitución de 1812, que declaraba sutilmente por vez primera que la Educación competía al Estado, la escuela pública nacería vinculada a los municipios, auténticos encargados de su gestión y mantenimiento, situándose por tanto como una institución primordialmente local. Esto provocaría una evolución muy desigual a lo largo de la geografía española, ya que al quedar ligada a los recursos de cada municipio, exiguos en muchos casos, no siempre se prestaría la debida atención a la educación de los alumnos, priorizándose muchas veces que los niños ayudasen a sus familias en el trabajo o en las labores agrícolas y ganaderas, relegando la educación a un segundo plano.
Las entonces Escuelas de Primeras Letras en España se caracterizarían además, durante la primera mitad del siglo XIX, por un funcionamiento eventual adaptado a esa capacidad económica local y a las campañas agrícolas, combinándose a lo largo del año periodos en los que se impartía la enseñanza con otros en los que los alumnos se dedicaban exclusivamente a las tareas del campo.
Los ayuntamientos estarían además encargados de buscar y pagar a los maestros, la mayoría de las veces no titulados, que frecuentemente compaginarían la docencia con otro oficio como el de escribano, alguacil o sacristán del pueblo para poder sobrevivir dignamente. Con ello la instrucción impartida sería muy básica, resumiéndose en “aprender a leer, escribir y hacer cuentas”, así como memorizar los rezos religiosos.
Estas circunstancias se daban en Clares a finales de la década de 1840-50 cuando la educación infantil estaba en manos del entonces sacristán, tal y como se refleja en el Diccionario de Pascual Madoz compilado en esas fechas. Al describir Clares se indica que: “tiene 30 casas; la del ayuntamiento que sirve de cárcel y escuela de instrucción primaria, a la que concurren 10 niños, bajo la dirección de un maestro sacristán que percibe por el primer cargo 5 celemines de trigo de los alumnos que escriben, y 2 de los que sólo leen”...


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