El Proyecto de Reforma Municipal de Muñiz de Tejada en el Noreste de la provincia de Guadalajara. 1867.


Provincia de Guadalajara. 1853 (Biblioteca Nacional)


Como comentábamos en un artículo anterior, numerosas y variadas han sido las propuestas de reforma de las administraciones locales en los siglos precedentes, aunque por un motivo u otro, pocas han llegado a concretarse de manera efectiva. Uno de estos proyectos que nunca vería la luz sería el elaborado en 1867 por el entonces Gobernador Civil de Guadalajara, Don Narciso Muñíz de Tejada, y sometido a la consideración del Ministro de la Gobernación Luis González Bravo. El estallido de la Revolución Liberal de 1868 supondría el abandono de esta y otras reformas proyectadas, así como la caída y exilio de la reina Isabel II. De no haber sucedido así, muy probablemente el mapa municipal de Guadalajara que hoy conocemos sería muy diferente.


1.- Precedentes y origen del proyecto de reforma:

Unos años antes, en 1860, con la intención de reducir el número de municipios con el objetivo de dotarlos de un tamaño mínimo homogéneo, el Ministro de la Gobernación don José Posada Herrera presentaría ante las Cortes un proyecto de Ley de Ayuntamientos en el que se establecía la supresión de aquellos inferiores a 500 vecinos (unos 2.500 habitantes), si bien se admitía la continuidad de los que sin alcanzar esta cifra estuvieran a más de 12 km. del ayuntamiento más cercano. El Proyecto de Ley de 1866 rectificaría el número de municipios que deberían suprimirse reduciendo la lista a los de menos de 200 vecinos (unos 1000 habitantes), aunque también autorizaba a “conservar aquellos que aun cuando no reúnan 200 vecinos no puedan, por sus circunstancias particulares, ser agregados a otro”. Nada se dictaminaba ahora sobre la distancia máxima a la cabecera.

Para la aplicación de esta última Ley se procedería a elaborar en cada Gobierno Civil una propuesta de reorganización municipal provincial de manera individualizada que sería elevada ante el Ministerio para su aprobación. El proyecto de Muñiz de Tejada para la provincia de Guadalajara sería cuidadosamente recogido y editado en un volumen de 192 páginas, exponiéndose de manera muy detallada los criterios utilizados por él en la reorganización, así como su propuesta de nuevos distritos municipales.

En la misma línea que mostraba la exposición de motivos del proyecto de Ley de 1860, Muñiz de Tejada señalaba que: “Entre las diversas reformas que hoy reclama la administración pública, menospreciada en estos tiempos por las atenciones de una azarosa política, ninguna más necesaria que una reforma municipal, prudente y basada en un conocimiento exacto del estado actual de nuestros Ayuntamientos; pero a la vez tan completa como lo exige la buena administración de los pueblos. Y no hay seguramente en España una provincia que con mayor necesidad la requiera que esta de Guadalajara, cuyos exiguos Ayuntamientos arrastran una penosa vida, sin recursos ni condiciones de existencia, sacrificando su bienestar a la vanidad de una miserable autonomía”.

Para organizar los nuevos ayuntamientos, Muñiz de Tejada trataría de desarrollar un plan uniforme y general para toda la provincia tratando de anteponer, según sus propias palabras, el bien colectivo al individual de cada pueblo, reuniendo para ello todos cuantos datos y antecedentes pudieran influir en la reorganización. Así, trataría de investigar “no solo la importancia y condiciones especiales de cada pueblo, aisladamente considerado, sino las relaciones y tratos que le unen a cada uno de los inmediatos, sus distancias y el estado de sus vías de comunicación”.


2.- Motivos por los que Muñiz de Tejada consideraba urgente la reforma.

El primer motivo, y tal vez el más importante para Muñiz de Tejada, por el cual era imprescindible y urgente reorganizar los municipios de la provincia de Guadalajara era la falta de recursos de sus ayuntamientos: tan sólo 137 contaban con un presupuesto anual superior a 1.000 escudos, 149 entre 500 y 1.000 escudos, mientras que los 113 restantes ni siquiera alcanzaban los 500. Con cantidades tan bajas la inmensa mayoría de los pueblos mal podría cubrir sus atenciones más apremiantes y ni siquiera organizar la más elemental administración local. Así, el Gobernador afirmaba en su informe que “la inmensa mayoría de los pueblos carece pues por completo de administración local, y son muy contados los Ayuntamientos que realizan satisfactoriamente los servicios generales”.

La segunda motivación que obligaba a reformar los municipios era la deplorable situación en que se encontraban las Secretarías de los Ayuntamientos. Ocupadas hasta entonces por Secretarios incompetentes y mal retribuidos, “que sus asignaciones suelen ser menores que el jornal de los braceros”, hacía necesario que las personas que las ocuparan fueran verdaderos profesionales, conocedores de la multitud de leyes que afectaban a los municipios. Sólo formando distritos municipales mayores que contasen con suficientes ingresos permitiría a estos poder contratar a secretarios experimentados, “a quienes pudiera exigirse toda la competencia y laboriosidad necesaria”. Además, con la agrupación, cada pueblo ahorraría al tener que aportar una cantidad inferior al sueldo que hasta entonces satisfacía a su propio secretario.

Otro motivo que hacía imprescindible esta reforma era la deficiente atención sanitaria en los municipios, donde “la mayor parte de los pueblos están hoy sin médico ni botica”. Y así era. En toda la provincia solo había entonces 64 médicos, residentes en 55 pueblos, mientras que los 418 pueblos restantes carecían de asistencia facultativa. El número total de cirujanos en la provincia era de 131 (4 de primera clase, 21 de segunda y 106 de tercera), residentes en 120 pueblos, lo que conllevaba que más de 350 pueblos carecieran de la asistencia de estos profesionales. A pesar de promulgarse en 1855 la Ley de Sanidad que establecía la creación de los partidos médicos, muchos pueblos, los más pobres y pequeños, seguían sin recibir siquiera la atención de un medico-cirujano. Para Muñiz de Tejada, la agregación proyectada comportaría prácticamente en sí misma la solución a este grave problema, pues al tener más recursos los municipios, les permitiría dotarse mejor de los servicios sanitarios.

El siguiente motivo que justificaría la agregación municipal sería la educación, precisamente uno de los motivos alegados por aquellos contrarios a la misma, puesto que desde 1857 la Ley de Instrucción Pública ya había establecido la creación de los distritos escolares disponiendo que los pueblos de reducido vecindario se uniesen a otros inmediatos para formar juntos en la cabecera una Escuela Elemental Completa.

Otro porqué más sería la necesaria centralización municipal de los diversos pósitos de cereal destinados a socorrer a los agricultores, y que según Muñiz de Tejada estaban en muchos pueblos monopolizados por unas pocas familias, abandonándose el objeto benéfico de tal institución. Para evitarlo era necesario “que su esfera se agrande para que su administración sea mejor intervenida y no pueda ser tan fácilmente monopolizada”.

También defendería el proyecto por la beneficiosa reorganización que se produciría en las corporaciones municipales y en sus integrantes: “En los pueblos de escaso vecindario no hay el número indispensable de personas aptas para el buen desempeño de los cargos de Ayuntamiento; mucho menos el necesario para que puedan alternar en las renovaciones periódicas… Hoy, en esta provincia, multitud de Ayuntamientos tienen sus corporaciones municipales compuestas de miserables braceros. De los 2.482 concejales que en cada elección son nombrados, hay en la actualidad 593 que no saben leer”. A este analfabetismo se sumaba en muchos casos la manipulación que sufrían de manos de algún cacique local o incluso del propio Secretario. Además, aquellas personas que sí estaban capacitadas para los cargos, lejos de aceptar la responsabilidad, la evitaban nombrando testaferros a los que manejaban a su conveniencia.

El aumento del tamaño de los municipios conllevaría según Muñiz de Tejada a un aumento del número de personas capacitadas para los cargos concejales, provocando con ello que “los caciques que ahora dominan los pueblos, en el seno de una corporación municipal más numerosa y más respetable, tendrán que elegir personas más expertas y capaces, y no pocas veces tendrán ellos mismos que presentarse a defender sus derechos”. Con ello se pondría fin “a los numerosos fraudes a que tanto se presta la administración municipal, principalmente en esos Ayuntamientos insignificantes, convertidos en patrimonio de determinadas familias, o dominados por el Secretario o por un vecino influyente”.

Como última justificación a los beneficios que supondría una agrupación municipal y la consecuente supresión de muchos ayuntamientos, el Gobernador Civil señalaría que haría mucho más eficaz la intervención y control por parte del Gobierno, al no tener que ejercerla “contra una multitud incoherente de insignificantes municipios”.


3.- Criterios utilizados por Muñiz de Tejada en su proyecto.

Las principales consideraciones tenidas en cuenta para crear cada nuevo distrito municipal serían los intereses comunes, las distancias y las condiciones topográficas de los pueblos integrantes. Para ello pediría a todos los ayuntamientos de la provincia informes detallados acerca de las distancias y de los tratos y relaciones con todos sus inmediatos. Con estos datos el Gobernador publicaría en el Boletín Oficial de la Provincia un primer proyecto en Marzo de 1867, ordenando proceder a la medición exacta de las distancias entre las cabeceras propuestas y los pueblos agregados, “con cadena métrica, si la hubiere, y en su defecto con una cuerda de longitud conocida”, abriendo un plazo para que los ayuntamientos presentaran las alegaciones que consideraran oportunas.

Población del Partido de Molina en la Memoria de Muñiz.
                   

Para cuantificar el número real de vecinos en cada pueblo, Muñiz tomaría las cifras de población declaradas directamente por cada uno de ellos en los presupuestos, deduciendo a partir de ellas el número de vecinos.
  
Además de la población de cada pueblo, Muñiz tendría en cuenta... 

(Continúa)



©2018. Antonio Bueno Tabernero.

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