La inauguración de la fuente de Mazarete. 1918



Sin lugar a dudas, la construcción de una nueva fuente de agua potable en cualquier localidad, con la indudable mejora que conlleva en la calidad de vida de sus habitantes, constituye un hecho relevante local de primer orden (1). Así ocurriría en la localidad de Mazarete justo hace un siglo cuando finalmente, y tras vencer diversas dificultades, sería inaugurada en 1918 su nueva fuente en la plaza Mayor del pueblo. 

    Pero antes de centrarnos en ello, repasemos brevemente la situación socio-económica de Mazarete en los años anteriores.

Tras la implantación por D. Calixto Rodríguez (2) de las fábricas resineras de Mazarete en 1882 y de La Avellaneda en 1905, la vida en Mazarete cambiaría radicalmente pasando de ser una localidad totalmente tradicional agrícola y ganadera, como todas las de su alrededor, a otra donde habría de convivir con la moderna industrialización y los nuevos cambios y problemas inherentes a ella. Estas transformaciones supondrían una progresiva división y ruptura en su hasta entonces cohesionada estructura social, tanto ideológica como de intereses comunes, que provocaría el enrarecimiento en la estable convivencia entre sus vecinos. 

Las disputas internas desembocarían, por ejemplo, en la anulación por parte de la Comisión Provincial de la Diputación de los resultados de las elecciones a concejales celebradas en noviembre de 1913 en Mazarete. Aunque la Corporación municipal interpondría un recurso de alzada contra tal decisión que llegaría al Ministerio de la Gobernación, finalmente una Real Orden ratificaría la nulidad, debiendo repetirse dichas elecciones el 14 de junio de 1914.

      Igualmente, los problemas económicos del ayuntamiento para cuadrar los presupuestos de 1915, con un déficit previsto de 1.528,43 ptas., llevarían a su Corporación con Mamerto García al frente, a aprobar un impuesto extraordinario para ese año sobre el consumo de productos de primera necesidad, como la paja, la leña no destinada a la industria y las patatas, aumentando indudablemente el malestar de los vecinos. De hecho las elecciones a concejales ese año serían nuevamente anuladas.

También se incrementarían por entonces los roces con la Unión Resinera, dueña de la fábrica de Mazarete, siendo denunciados varios vecinos por la supuesta corta de pinos en una propiedad de esta.

Sin embargo, todas estas discrepancias y disputas locales deben enmarcarse dentro de una lucha más extensa, cuyo objetivo era el control político del Señorío de Molina por parte de los dos candidatos a diputados: el republicano don Calixto Rodríguez y el liberal y gran cacique provincial el Conde de Romanones. La supuesta compra de votos realizada por ambos en las elecciones a diputados de 1910 llevaría al Tribunal Supremo a su anulación, quedando esa legislatura (1910-14) el distrito de Molina sin representación. La encarnizada rivalidad política en estos años afectaría singularmente a Mazarete, donde hasta entonces don Calixto se había asegurado la lealtad de sus habitantes (3), al depender estos mayoritariamente del trabajo que les proporcionaba en sus fábricas resineras, pero donde a su vez germinaría un incipiente movimiento obrero contestatario (4).

En este contexto el proyecto de construcción de una nueva fuente pública en Mazarete no sería nada fácil, existiendo también discrepancias entre intereses opuestos. La primera muestra de ello sería la “desaparición” del expediente iniciado por el Ayuntamiento durante los primeros meses de 1917, donde se solicitaba al Gobierno Civil de la provincia la autorización para aprovechar las aguas procedentes del arroyo de “Las Fuentes” para el abastecimiento del vecindario (5), mediante la construcción de una nueva fuente en el casco urbano. Este extravío provocaría que el Gobernador Civil nombrase en junio de 1917 al Secretario de la Diputación, Sr. Muñoz, como instructor en las averiguaciones sobre el posible paradero de dicha solicitud. Previamente habían sido cesados “algunos funcionarios de varios centros oficiales que intervinieron en el mencionado expediente”.

El 8 de abril de este mismo año fallecería además D. Calixto Rodríguez, el que creemos sería uno de los más fervientes impulsores de la obra, al igual que había hecho a lo largo de su vida en numerosos pueblos del Señorío, como Molina o Rillo de Gallo (6), con la construcción a su cargo de varias fuentes públicas para ganarse el apoyo de la población.

Tras los problemas con el expediente, finalmente llegaría a Mazarete a comienzos de septiembre la autorización para aprovechar un caudal de “un tercio de litro de agua por segundo del arroyo de las Fuentes” con destino al abastecimiento del pueblo. La construcción de la elegante fuente que todavía hoy podemos contemplar junto a la Casa Consistorial, realizada con grandes bloques de sillería perfectamente trabajados y rematada por un esbelto pináculo, con su amplia pila y sus dos caños, sería realizada en lo que restaba del año, puesto que en su inscripción frontal sería grabado el “AÑO 1917”.

La inauguración...


(continúa)



©2018 Antonio Bueno Tabernero.


Notas:

[1] Bueno Tabernero, A.; “La Construcción de la Fuente Vieja de Maranchón y el pleito con el maestro de obras D. Pascual Martínez (1771-73)”, en “Clares y alrededores. Una mirada al pasado”; pp. 245-262. Amazon, 2017.

[2] Ídem. “Las resineras de Mazarete y la Avellaneda”, en “Clares y alrededores…”; pp.187-202.

[3] Finalmente, en 1920, el Conde de Romanones lograría que los pueblos resineros votaran como diputado por Molina a su candidato D. Juan Núñez Anchústegui, presidente de la Unión Resinera. Con ello el control de la Resinera sobre dichos pueblos fue total.

[4] Este movimiento sindical desembocaría en la fundación del Sindicato Resinero de Mazarete durante la II República.

[5] De este mismo arroyo tomaría el agua necesaria la resinera de Mazarete "La Cándida".

[6] Todavía se conserva en su fuente el busto de D. Calixto Rodríguez.


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