Doña Leonor de Alburquerque en Balbacil, año 1417




Leonor Urraca de Castilla, reina de Aragón.


    El paso de viajeros ilustres, reyes, princesas, diplomáticos, cardenales... por el viejo Camino Real de Aragón entre Alcolea del Pinar y Daroca, por Maranchón y Tortuera, está ampliamente comprobado entre mediados del siglo XVI y hasta 1830 aproximadamente [1]. 

    Nuestra sorpresa surge al documentar en fecha muy anterior a ese periodo el paso de otro personaje insigne por nuestra tierra: el de Doña Leonor de Alburquerque, viuda del rey aragonés Fernando I “de Antequera” y madre de Alfonso V “el Magnánimo”, en febrero de 1417. 


    Doña Leonor Urraca de Castilla, que habría nacido en 1374, era hija del infante y conde de Alburquerque Sancho de Castilla (hijo ilegítimo de Alfonso XI) y de la infanta Beatriz de Portugal (hija de Pedro I de Portugal). Fue conocida en su tiempo como la “Rica hembra”, al ser la señora de numerosos  y extensos  territorios en Castilla, La Rioja y Extremadura. 


    En 1393 se unía en matrimonio con su sobrino seis años más joven, el infante Fernando de Castilla, hermano del rey Enrique III de Trastámara, consumandándose dos años después, al cumplir Fernando los 14 años. 



    Tras el fallecimiento de Enrique III en 1406, Fernando asume junto a su cuñada Catalina de Lancaster la regencia de Castilla, al contar entonces su heredero al trono, Juan II, solo un año de edad. 

    En 1412, al morir Martín I de Aragón sin descendencia, Fernando es elegido su sucesor en el Compromiso de Caspe. Proclamado rey de Aragón como Fernando I, el matrimonio e traslada a Zaragoza, donde Leonor será solemnemente coronada el 13 y 14 de febrero de 1414. 

    Sin embargo, tan sólo 4 años después de su elección, Fernando I fallece dejando la Corona a su primogénito Alfonso V. Leonor, viuda a los 42 años de edad, decide en 1417 abandonar Aragón para retirarse a Medina del Campo

Gracias a la correspondencia mantenida por Leonor con su hijo Alfonso V a lo largo del viaje [2] de regreso a Castilla, sabemos que el 22 de febrero se encontraba en Balbacil, donde dictaba la siguiente carta [3] escrita en castellano: 

    “Rey muy caro e muy amado fijo, Nos, la Reyna doña Leonor, madre vuestra, vos enviamos mucho a saludar, como a fijo que mucho amamos en nuestro coraçon en quien querriamos que Dios diese tanta buena vida e salut con onrra, quanta vos mesmo deseades. Rey muy caro e muy amado fijo, como nos tenyamos carga de Gil Martines de Marcilla, caballerizo nuestro por nos aver bien e lealmente servido en su ofiçio e en otras cosas que le encomendamos, afectuosamente vos rogamos que por contenplaçion nuestra, al dicho Gil Martines en vuestra casa o de nuestra muy cara ffija la reyna vuestra muger vos plega en este ofiçio o en otro a el condesciente conlocar, en lo qual, Rey muy caro e muy amado fijo, nos faredes gran plaser. Rey muy caro e muy amado fijo, la Santa Trinidat sea todos tiempos guarda de vuestra persona. Escrita en Balvasil, deyuso de nuestro siello secreto, a xxii dias de ffebrero del año de la natividad de nuestro sseñor de mccccxvii. La tryste reyna [4]. 

Texto de la carta.


    En el reverso solo se anota el destinatario, con la siguiente fórmula: “A nuestro muy caro e muy amado fijo, el rey de Aragon e de Seçilia”. 

Reverso de la carta.

    Como se desprende de su lectura, el objetivo de la misma no era otro que la recomendación a su hijo Alfonso V para que acogiese en su Casa o en la de su esposa, la reina María de Castilla, a Gil Martínez de Marcilla, antiguo caballerizo suyo durante los años de estancia en Aragón. Recomendaciones similares de antiguos sirvientes haría en otras cartas sucesivas dirigidas a su hijo. 

    Imaginamos el revuelo que provocaría la presencia de la reina madre del monarca aragonés y su extensa comitiva en la aldea de Balbacil [5], sin duda nada acostumbrada entonces a recibir tan regias visitas. 

    El resto del camino de Leonor a Medina del Campo transcurriría desde Balbacil hacia Montejo de Tiermes (Soria), por donde pasó a finales de ese mes o inicios de marzo, llegando a Cedillo de la Torre (Segovia) el 4 de marzo. El 29 de ese mes se encontraba ya en su destino, donde a partir de entonces llevará una vida llena de preocupaciones por las tensiones entre sus hijos y el rey castellano Juan II, que finalmente derivaron en una guerra castellano-aragonesa entre 1429 y 1430. 

    El 16 de diciembre de 1435 Leonor Urraca de Castilla fallecía en Medina del Campo, siendo enterrada en el convento de Santa María la Real. 



©2020 Antonio Bueno Tabernero.



Mi  agradecimiento a Andrés Martínez Lorrio por darme a conocer la existencia de este hecho histórico.





Artículo registrado en el Registro de Propiedad Intelectual de Safe con código nº 2007104711670


NOTAS:



[1] Bueno Tabernero, A. ; “Viajeros ilustres por el Camino Real de Aragón, en el tramo Alcolea del Pinar – Embid”. Amazon, 2020.

[2] de Paula Cañas Gálvez, F.; “La correspondencia de Leonor de Alburquerque con su hijo Alfonso V de Aragón: acción política y confidencia familiar del partido aragonés en la corte de Castilla (1417-1419)”, en "Espacio, Tiempo y Forma", nº 29. UNED, 2016.

[3] Archivo de la Corona de Aragón, Real Cancillería, Cartas Reales y Diplomáticas, Alfonso V, nº 409
.
[4] Tras el fallecimiento de su marido el rey Fernando I, Leonor firmaría siempre sus cartas en señal de duelo con esta fórmula.

[5] Según un censo ordenado por el IV Conde de Medinaceli D. Gastón de la Cerda, más de 30 años después (hacia 1453) Balbacil contaría con unos 55 vecinos, Maranchón y Codes con 50 respectivamente, Clares con 40 y Turmiel con 30.


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