NOVENARIO Y GOZOS DE CLARES A NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO




La celebración de la Virgen del Rosario, patrona de Clares y fiesta principal del pueblo durante siglos, sigue reuniendo cada primer fin de semana de octubre a multitud de clareños y  descendientes.

En su conmemoración, a parte de la misa mayor del domingo, el acto religioso más entrañable para los devotos es, sin duda, la novena dedicada a la Virgen, que continúa congregando en la iglesia especialmente a las personas más mayores.

La novena, como su propio nombre indica, es un ejercicio de devoción cristiana muy popular que se practica como preparación durante los nueve días previos al día festivo, como medio para conseguir alguna gracia por intercesión de la Virgen o para pedir determinada intención. Esta forma tradicional de oración sería fomentada por la Iglesia a partir de la Edad Media.

En Clares, a diferencia de lo que ocurre en otros muchos pueblos, el encargado de dirigir el rezo no es el párroco sino el sacristán. En cada novena, éste procede a leer en voz alta desde el coro una parte del novenario: una oración preparatoria inicial y otra de salutación a la Virgen, que se repiten los nueve días, y otra específica para cada jornada. Como conclusión al acto, se entonan los denominados gozos, cantos ejecutados por los fieles a coro, dirigidos también por el sacristán.

EL NOVENARIO A LA VIRGEN DEL ROSARIO

Su autor

El novenario utilizado actualmente en Clares fue escrito por fray Martín Benedito Ibáñez, monje dominico y prior de los conventos de Albarracín, Jaca y Teruel (1). Afortunadamente, todavía se conserva en la iglesia un ejemplar original del mismo (2) , titulado: Novena a Nuestra Señora del Rosario dispuesta por el M. R. P. M. Fray Martín Benedito, de la Orden de Santo Domingo. Fue impreso en 1813 en Palma de Mallorca (3).

Anteriores a este novenario, se conocen hoy otras tres obras de Fray Martín. Siendo profesor de Teología en Teruel, en 1790 publicaría Panegírico del nacimiento de S. Juan Bautista, predicado en su iglesia parroquial, y patrimonial de la ciudad de Teruel, en el Reyno de Aragón, el día 24 de junio de 1790 (4); en 1806, durante su segunda etapa como prior en la capital turolense, escribe el Arte de verificar las fechas arábigas o Methodo seguro de reducir los dias, meses y años de la cuenta lunar mahometana a dias meses y años solares civiles christianos (5); y un año después, en 1807, publica la Carta con un problema histórico astronómico, en cuya resolucion se ocuparian con utilidad de la Historia los sabios astrónomos de este siglo (6). Aparte de estas obras, Artal Burriel atribuye a fray Martín la autoría de otra más titulada: Breve noticia histórica de la ciudad de Albarracín y del Santísimo Cristo de la Vega (7).


Novenario de Fray Martín, 1813


En la novena escrita por fray Martín, Los Misterios del Santo Rosario se distribuyen de la siguiente manera: en el primer día, el primero y segundo Misterios Gozosos; en el segundo, el tercer Misterio Gozoso; en el tercero, el cuarto y quinto Misterios Gozosos; en el cuarto, el primer Misterio Doloroso; en el quinto, el segundo y tercero Misterios Dolorosos; en el sexto, el cuarto y quinto Misterios Dolorosos; en el séptimo día, el primero y segundo Misterios Gloriosos; en el octavo, el tercer Misterio Glorioso; y por último, en el noveno día, el cuarto y quinto Misterios Gloriosos (8).

El novenario

Debido a las sucesivas copias (sobre copia de copia), realizadas a lo largo de las décadas, el texto utilizado en las novenas ha ido sufriendo pequeñas modificaciones, siempre involuntarias y sobre todo en la puntuación, que han llevado a que su comprensión, ya en sí misma dificultosa por el lenguaje de la época en que fue escrito, perdiéndose muchas veces el sentido del texto original. Por ello, a pesar de su extensión, hemos decidido transcribirlo íntegramente en este trabajo, tomando como fuente precisamente ese texto original. Con ello también pretendemos que se conserve lo más fidedignamente posible una copia de su contenido, ante una infortunada pérdida o destrucción del ejemplar de 1813 conservado en Clares (9).


NOVENA A NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO

DISPUESTA

POR EL M. R. P. M. Fr. MARTÍN

Benedito, del Orden de Santo Domingo


PREPARACIÓN

PARA TODOS LOS DÍAS

Por la señal de la Santa Cruz etc.

¡Oh altísima Trinidad! ¡Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo, en cuyo soberano decreto se estableció por medio para reparar el mundo de las grandes ruinas, que han causado los pecados, el Santísimo Rosario de María, como reveló esta Señora al Patriarca Santo Domingo (10)! Alabada seáis Trinidad Beatísima, de todas las criaturas, porque por el Rosario renováis en el mundo el conocimiento de vuestras grandezas, ofrecéis vuestras misericordias, y comunicáis vuestras gracias. Alábenos, Señor, los Espíritus del Cielo, que dulcemente se deleitan, cantando el cántico celestial del Ave María en obsequio de su Reina, y gloria vuestra, que la adornasteis de tales prerrogativas, y obrasteis en ella tales misterios. Bendíganos los mortales, a quienes por María en los misterios de su Rosario, que son los de la Vida, Pasión, y Gloria de su hijo, prometéis, y dais la gracia, remisión de las culpas, y la santificación por el Divino Espíritu. Digno sois, Señor, de eternas alabanzas por ser quien vos sois, y por las obras de vuestras manos, pero singularmente por haber escogido, criado, y adornado una tan hermosa y brillante criatura, como es la Reina de los Ángeles, María Señora nuestra.

¡Oh soberana Reina!, que os dignasteis visitar a vuestro querido Domingo acompañada de tres Reinas (11), en cuyos rozagantes vestidos manifestaban un símbolo del Rosario, y en el color, y número una imagen de la Santísima Trinidad, por vuestra intercesión, Señora, conozca el mundo, y adore el poder del Padre, simbolizado en la blancura de la una, que señala la Encarnación y misterios gozosos de la vida de su hijo, y vuestro; reciba las luces de la celestial sabiduría, que manifestó en la Pasión para redención del género humano, representada en el color rojo de la otra; experimente clemencia del Divino Espíritu, que significa el resplandeciente y estrellado adorno de la tercera, en el perdón de los pecados, y graciosa santificación de las almas. ¡Oh mi adorada Reina!, ¡alegría de los Ángeles, gloria de los hombres, dignísimo Trono del Padre, digna morada del Hijo, y hermoso sagrario del Espíritu Santo! En vuestras manos, Señora mía, están depositadas las riquezas divinas para socorro de nuestras miserias. Dispensadnos, dulce mediadora, las gracias que nos mereció el amabilísimo Jesús en las obras, que se meditan en vuestro Santísimo Rosario, y son las Rosas, que forman la hermosa diadema de vuestros Gozos, de vuestras Penas, y de vuestras Glorias. Y la primera gracia, que os suplicamos, como disposición para conseguir las demás de esta Santa Novena, es un espíritu contrito, y humillado, con que postrados a los pies de vuestro dulcísimo Hijo, y nuestro Redentor Jesu-Christo, podamos decir con sincero afecto de nuestro corazón: Señor mío Jesu-Christo, Dios, Padre y Redentor mío, ofendido, cargado y maltratado con el peso de mis culpas, porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de haberos ofendido; propongo la enmienda de mi vida, y espero cumplirla con el auxilio de la divina gracia, que creo conseguir por intercesión de vuestra querida madre, y mi Señora, a quien bendigo, adoro, y alabo en su Santísimo Rosario, con la dulce esperanza de gozar de su amable compañía en la gloria por los siglos de los siglos. Amén.


DÍA PRIMERO

La Encarnación del Divino Verbo en las purísimas entrañas de María, y Visitación de esta Señora a su Prima Santa Isabel

PRIMERO Y SEGUNDO MISTERIOS GOZOSOS

¡Oh amabilísima Señora! ¡Dulcísima María! ¡Paraíso del agrado divino, adornado de todas las flores de las virtudes, digna de ser escogida para Madre de Dios! Alegraos, gozaos al veos exaltada a tan elevada dignidad. Alegraos y gozaos de las inestimables dulzuras, y gracias, que hoy inundan vuestro espíritu. ¡Qué gozo!, ¡qué alegría la vuestra, oyendo la salutación del Arcángel San Gabriel! ¡Qué gozo viendo que se llegaba el reparo de la culpa de Adán, el consuelo de los Padres del Limbo, de los Justos de la tierra, y el cumplimiento de vuestros deseos de que viniese el Redentor! ¡Oh María cielo animado! ¡Oh cielo lleno de gracias para influir el consuelo, alegría y remedio en los miserables hijos de Eva! ¡Oh clementísima Señora! ¡A cuya salutación Isabel y el Bautista experimentaron luego la gracia del Redentor, quedando Juan limpio de la culpa original, y ambos llenos de los dones del Espíritu Santo! Sea enhorabuena, amabilísima Señora, que en este día concebisteis sin mancha de la pureza virginal, y como Madre del Divino Verbo serás desde ahora bendita entre todas las mujeres: todos los espíritus celestiales os dan el parabién de tantas gracias, y privilegios. ¡Oh felicísima Madre! ¡Oh medianera entre Dios, y los hombres!, que en semejante día os dignasteis manifestaros Madre de misericordia con los pecadores, revelando a Santo Domingo vuestro Rosario para su remedio, llenad nuestras almas, Madre mía, de las bendiciones del Ave María, como lo hicisteis con el Angélico Doctor Santo Tomás (12); conciban espiritualmente a Jesús, dulcísimo fruto de vuestro vientre, con cuya gracia nuestros corazones depongan todos los malos pensamientos; ablándense con la ternura de su amor, y devoción a vuestro Santísimo Rosario, para que purificados, y derretidos en tiernos y filiales afectos, sean dulce y agradable lecho de amos a nuestro Dios Encarnado, a quien bendecimos y alabamos en vos por los siglos de los siglos. Amén.

Ahora se rezan tres veces el Padre nuestro, y Ave María en reverencia de las tres mayores gracias, que recibió María Santísima de la Santísima Trinidad.

Cada cual pida en silencio, lo que desea conseguir en esta Novena.


SALUTACIÓN A NUESTRA SEÑORA

PARA TODOS LOS DÍAS

Dios te salve María, dignísima Madre de Dios, que trajiste al mundo la luz, la verdad, y camino de nuestra salud. Dios te salve Mística Rosa, con cuya fragancia deleitado el hijo de Dios, se hizo hombre en tus purísimas entrañas. Dios te salve Violeta de altísima humildad, Rosa de caridad, Lirio purísimo de castidad: Dios te salve Vara florida de José; Dios te salve alegría del mundo, maravilla de los Ángeles. Dios te salve Vergel cercado, donde se coge aquella hermosísima flor Jesu-Christo. Dios te salve, amabilísima Madre de pecadores, tiernísima Abogada de nuestras almas, Madre llena de gracia, en quien está el Señor de un modo nuevo, maravilloso y con mayor abundancia de gracias, que en todas las criaturas. ¡Oh purísima Virgen! ¡Oh dichosísima Madre!, bendita entre todas las mujeres, y albada seas de todos los Espíritus del cielo, y de todas las generaciones por las grandes maravillas, que ha obrado en ti el Todo Poderoso. Bendito sea por siempre, servido y adorado el dulcísimo, y hermosísimo fruto de tu vientre, nuestro amabilísimo Jesús: y los devotos del Santísimo Rosario logremos las bendiciones del hijo, y de la Madre para alabarles dignamente, cuando ofrecemos las Rosas de la Ave María. Ave María. Ave María.


DÍA SEGUNDO

El nacimiento de nuestro Dios en el Portal de Belén.

TERCER MISTERIO GOZOSO

¡Oh amabilísima Reina! ¡Oh Señora de todo lo criado! ¡Oh Madre del Criador y Virgen antes del parto, en el parto, y después del parto! Gozome, Señora mía, de los singularísimos gozos, que tuvisteis viendo nacido de vos, y en vuestros brazos al dulcísimo Jesús, adorado de los Ángeles, de los Pastores y de vuestro castísimo Esposo Josef. Los cielos, la tierra y todas las criaturas se alegraron, las almas del Limbo se regocijaron y los abismos temblaron. ¡Oh humildísima Señora!, exaltada sobre toda criatura a ser Madre de Dios; llena, y sobrellena con tan admirable, y nuevo lleno de gracia, ¡de cuya plenitud redundan las gracias a nuestras almas! ¡Oh Madre del amor casto, fuente inagotable de misericordias!, que complacida de la fragancia de las Rosas de las Ave Marías, que os ofrecía el P. Santo Domingo, lo adoptasteis a la cariñosa filiación de particularísimo amor vuestro, y para animarlo, y esforzarlo a que predicase el Santísimo Rosario, dulcemente lo regalasteis con espiritualísimos, y castísimos abrazos de amor, dándole de la leche de vuestros pechos, admitidnos, Señora, en el número de los queridos hijos de la adopción de vuestra misericordia. Si no contemplamos tan vivamente el misterio del Nacimiento de vuestro hijo, que quede su imagen sensiblemente en el corazón, como en el de Santa Margarita de Castelo (13), brille en nuestro entendimiento la luz para conocer las virtudes que resplandecen en vos y en vuestro hijo. Amemos la pobreza, la humildad, la inocencia, y con firme resolución despreciemos los falsos bienes de la tierra, el fausto mundano, y la malicia de todo pecado. Cuando contemplamos los Misterios levantadnos a lo alto, para no degenerar de los pensamientos de hijos, amantes de la paz, que anuncian los Ángeles, y de buena voluntad, que aborrece las inconstancias, y discordias. Conozca el mundo, Madre mía, y adore, como a su Rey, y su Dios al niño recién nacido, y sea santificado su nombre en todos los ángulos de la tierra, y vos como dignísima Madre suya, bendita en todas las generaciones. Amén.

Todo lo demás como el primer día.


DÍA TERCERO

La Purificación de nuestra Señora, Presentación del Niño Jesús en el Templo, y hallazgo de Jesús después de tres días perdido

CUARTO Y QUINTO MISTERIOS GOZOSOS

¡Oh amantísima Madre! ¡Oh consuelo dulce para los pecadores! ¡Oh humildísima Virgen! ¿Quién si no la humildad os obligó a cumplir con la ley de la Purificación, siendo más pura que las estrellas del cielo? ¡Oh hermosísima flor del campo, de quien nació la hermosa Azucena de los Valles, el dulcísimo Jesús, cuya oferta, y sacrificio, que era el hijo eterno del Padre, éste la aceptó por nuestro precio, y redención! ¡Oh liberalísima Señora!, ¡agradecida sea vuestra misericordia, que presentó y entregó al mundo por mano de Simeón, al que vio redimir el mundo! Bendita sea vuestra clemencia maternal, que para regalar con vuestras dulzuras a los devotos del Rosario habéis repetido amorosas entregas del niño en sus brazos, como lo hicisteis en semejante día con Santa Catalina de Riccis (14), premiando su devoción, y despertando su amor al prójimo. ¡Oh virgen y Madre admirable!, ¡tan probada del Señor en las aflicciones, como recreada en los gozos, y ensalzada en las glorias! Gozome, Señora mía, de que hallaseis al que más que todos amaba vuestra alma, dando en el templo a los Doctores los primeros Rayos de la luz de su doctrina, y agradezco tanta sabiduría, prudencia y maravillas, que en sus ojos resplandecían. Haced, querida Madre mía, que se cumplan vuestros deseos, cuando rezando el Ave María decimos: Ruega por nosotros. Rogad, como pedía la misma Santa Catalina, por la Iglesia, y por los pecadores para que, iluminados por la divina gracia, seamos humildes, y obedientes a la divina ley. Rogad por mí para que, como por la devoción al Santísimo Rosario, dictabais los sermones a Santo Domingo, y a sus hijos los hacíais sabios, en la contemplación de los misterios halle yo la verdadera sabiduría, conozca la voluntad de Dios y esté en sus cosas sin respetos de carne, y sangre, y ausente le busque con fervor. Yo me entrego, Madre mía, en vuestro obsequio, cuanto soy, y cuanto puedo: no dejéis de serme Madre de misericordia ahora, y en la hora de la muerte, y tendré la dicha de ofreceros eternos cánticos de la Ave María. Amén.

Todo lo demás como el primer día.


DÍA CUARTO

La Oración que Jesús hizo al Eterno Padre en el huerto

PRIMER MISTERIO DOLOROSO

¡Oh soberana Reina! ¡Oh desconsolada Madre! Contemplamos a vuestro Santísimo hijo Jesús, y nuestro Señor orando al Eterno Padre en el huerto, afligidísimo, sudando sangre, confortado por el Ángel, vendido, y aprisionado, como malhechor. Este Celestial Labrador, que riega con la sangre de sus venas el huerto de la Iglesia, nos dice: atended, y como Rosa plantada cerca de las corrientes de mis gracias producid el fruto de buenas obras, y como flor del Líbano tened la suavidad de la devoción. ¡Oh María hermosa Rosa de Jericó! ¡Oh Rosa odorífera!, que por todo el mundo esparcís el suave olor de las virtudes, y el regalado fruto de las influencias de vuestras piedades por medio del Santísimo Rosario, que como revelasteis a Santo Domingo, tiene su virtud de la sangre de Jesús, por tan santos misterios, y glorias vuestras que en él se recuerdan, os rogamos, dulce Madre de clemencia, que fructifique en nuestras almas la sangre de Jesús. Enviad raíces en los escogidos de la Iglesia, como lo habéis hecho en tantas hermosas rosas de la Religión de Domingo, que como plantas de vuestras manos, criadas, y regadas con la dulce devoción del Santísimo Rosario, dieron sazonadísimos frutos, y ejemplos de la fe, fortaleza, caridad, doctrina y pureza virginal. Alcanzadnos, Madre de piedad, que contemplando a vuestro hijo en el huerto, aprendamos a orar, a apartarnos de las consolaciones del sentido, y que con las de vuestro maternal amor se dulcifique nuestro espíritu en la mansedumbre, se encienda en la caridad a nuestros prójimos, y se resigne en la voluntad del Señor, de modo, que negado a todo lo que no es Dios, al olor de la mejor Rosa Jesús, seamos traídos por su gracia a decir en los trabajos, que se haga su santísima voluntad, así en la tierra como en el cielo la hacen, y harán los bienaventurados por los siglos de los siglos. Amén.

Todo lo demás como el primer día.


DÍA QUINTO

Jesús azotado, y coronado de espinas

SEGUNDO Y TERCER MISTERIOS DOLOROSOS

¡Oh Emperatriz de los cielos! ¡Oh lastimada Madre del Rey de la gloria!, que en retrete de vuestro retiro no ignorabais los malos tratamientos, que se hacían a vuestro Santísimo hijo, a quien despedazaban sus criaturas a azotes, siendo su verdadero Dios omnipotente; le coronaban de espinas por escarnio, siendo Rey de cielos y tierra; le abofeteaban, escupían, ultrajaban, siendo la hermosura en quien deseaban mirar los Ángeles. ¡Oh Reina Soberana, Fuente de piedad y de misericordia!, contemplando estos Misterios del Santísimo Rosario, os llora nuestro filial amor Rosa entre espinas de aflicción por los dolores, congojas, y afrentas de vuestro Santísimo hijo, pero mira nuestra piedad el color de Rosa en la sangre de Jesús, la que sana las llagas, que causan las espinas, que plantó Adán con su culpa. ¡Oh suavísima y benignísima Madre de pecadores! Con las alabanzas del Santísimo Rosario, quisiéramos, Señora, recompensar las injurias, que se hicieron a Vos y a vuestro hijo. Aceptad, pues, cariñosa Madre, la Diadema de olorosos Jazmines, y suaves Rosas del Padre nuestro, y Ave María, con que se explica nuestra devoción, y amor en el Rosario, uniéndonos a los coros de los Ángeles, que os adoran. Adoramos, y veneramos a Jesús, como verdadero Dios, Rey de Reyes, y Señor de Señores, y a vos, verdadera Madre suya y Reina de cielos y tierra; y os suplicamos, que liguéis nuestros corazones a la columna de Jesús con las ataduras de amor, para que allí aprendan a sufrir desprecios, burlas, contumelias, irrisiones, y trabajos, como aprendió vuestro siervo, y capellán Domingo; y que nunca se aparten de ella, aunque sea preciso morir, confesando, y alabando vuestras grandezas, como el B. (15)  Sadoc (16), y sus compañeros, hijos de Domingo. Extended, Reina celestial, frondoso Terebinto para la Iglesia, sobre nosotros los Ramos de vuestro amparo, que nos hagan sombra de refrigerio contra el ardor de la concupiscencia, y por Vos vendrá a nosotros del Reino de Jesús, esto es, su gracia de presente, y en lo venidero eterno honor de siervos vuestros, que os alabemos por los siglos de los siglos. Amén.

Todo lo demás como el primer día.


Novenario, día sexto.


DÍA SEXTO

Jesús con la Cruz a cuestas, y muerto en ella

CUARTO Y QUINTO MISTERIOS DOLOROSOS

¡Oh Santísima María! ¡Oh Mar amargo de aflicción y desconsuelo! Oh Reina de los Mártires! ¡Oh Corazón entristecido! ¡Oh Señora, traspasada del cuchillo de dolor! ¡Oh y como se ha verificado lo que aquel Santo Simeón os había profetizado!, pues con vuestros purísimos ojos, cándida paloma, visteis a vuestro Santísimo hijo Jesús, sentenciado a muerte, cargado con la Cruz, atropellado, tropezando, y cayendo, derramando sangre por la calle, ¡oh afligidísima Madre!, vuestros oídos, acostumbrados a oír sus palabras de eterna vida, oían blasfemias de los malvados; vuestros brazos reciben de los de la Cruz muerto al que a todos da vida. ¡Oh triste Señora! Hoy en lugar del hijo amado se han dado a vuestro maternal amor por hijos los fieles Cristianos. ¡Oh dulce Madre mía!, que muchas veces estrechasteis cariñosa en vuestros brazos a Santo Domingo, fatigado de la penitencia, y predicación del Santísimo Rosario, y le mostrasteis sus devotos hijos bajo vuestro manto y amparo; atended, que los Cofrades del Rosario os decimos: Dios te salve Reina de los Cielos, oh María, flor de las Vírgenes, como Rosa encarnada con la sangre en la Pasión, y azucena blanca en la Inocencia presentad al hijo vuestras súplicas por la salud de los fieles. Alcanzadnos, que, como a Catalina Romana convirtió Jesús de pecadora en penitente, dejándosele ver con la Cruz a cuestas en premio de la devoción al Rosario, contemplándole nosotros, consigamos un espíritu de verdadera penitencia. En cada Ave María nos confesamos pecadores, y os suplicamos humildes, que roguéis por el perdón de nuestras culpas; que ya no nos deje caer en la tentación, y que seamos una perfecta imagen de Jesús Crucificado, como vuestra querida hija, y devota Catalina de Sena (17), muertos al mundo, a nuestras pasiones, sepultados en sus llagas, y solo vivos al Divino servicio, hasta gozar de los dulces abrazos de vuestro amor maternal en el Cielo por los siglos de los siglos. Amén.

Todo lo demás como el primer día.


DÍA SÉPTIMO

Resurrección de Jesús al tercer día, y Ascensión a los Cielos

PRIMER Y SEGUNDO MISTERIOS GLORIOSOS

¡Oh Reina del Cielo! Alegraos, porque el que merecisteis llevar en el vientre resucitó, como había dicho. Alegraos Reina de los Ángeles, de que el autor de la vida, vuestro querido hijo, vencida la muerte, resucitó de los muertos: el verdadero José salió ya de la cárcel, vestido de ropas de hermosura, de inmortalidad y de gloria; el Cordero sin mancilla con la sangre de su testamento sacó sus prisioneros del lago en donde no había agua. Alegraos, que ya le visteis subir al Cielo en una nube resplandeciente, llevando consigo entre otros las almas de vuestros amados Padres, y Esposo, haciéndolos ciudadanos del Cielo, y moradores de la casa de Dios. Alegraos, ¡oh palma exaltada en la Pasión, y más ensalzada en la Resurrección, y Ascensión por dulce y glorioso fruto vuestro hijo! ¡Oh cuan hermosa, y suaves sois dichosísima Virgen, en las delicias de la virginidad, y en la santidad, y dignidad de Madre de Dios!, que viéndoos las almas justas hacer verano entre las flores de las Rosas, y las Azucenas de los Valles, os predicaron bienaventurada, y las Reinas, o perfectas, os alabaron como a la más perfecta de las criaturas, y Madre del Creador. Cada momento en el Ave María os repetimos estas alabanzas, Señora nuestra, y os suplicamos, que como cuando murió Santo Domingo lo acompañasteis, llevándolo a la gloria, y su Santo hijo Diego de Mevania (18) logró igual gracia de vuestro amor, a la salida de este mundo logren nuestras almas ser luego introducidas en el Paraíso Celestial. Séanos vuestro Rosario en esta vida escala, por la que, contemplando los Misterios, nos levantemos sobre lo terreno a coger el fruto de la Cruz de los trabajos de esta vida, que es, ver cara a cara al dulcísimo Jesús, y al Eterno Padre, que lo envió, y está en los Cielos, como en trono principal de su Majestad, y grandeza, y vive, y reina en los siglos de los siglos. Amén.

Todo lo demás como el primer día.


DÍA OCTAVO

La venida del Espíritu Santo sobre los Discípulos de Jesu-Christo en forma de lenguas de fuego

TERCER MISTERIO GLORIOSO

¡Oh graciosísimo Templo de Dios, Recámara de la Santísima Trinidad, y Sagrario del Espíritu Santo! ¡Oh magnífica Sala, y resplandeciente Palacio del Emperador eterno! ¡Oh mansión la más digna de toda la Trinidad beatísima! ¡Oh alma de María, llena sobre todas las criaturas juntas, de gracia, de sabiduría, de dulzura, de consuelo, y de todos los dones del Divino Espíritu! Gozome, Madre mía, porque por tus oraciones vino sobre los Apóstoles, y Discípulos el Espíritu Santo, y llenó sus corazones del divino fuego del amor divino, de luz de conocimiento, de fortaleza, que consolidase sus corazones para hacer frente al mundo, al demonio, y a la carne, y extender por todo el orbe la luz del Evangelio, a costa de tantos trabajos, y de su sangre. ¡Oh fuente del Paraíso! ¡Oh pozo de aguas vivas!, lleno de la corriente de aguas vivas de gracias, que por vos derrama el Divino Espíritu en los Apóstoles, ¡y en toda la Iglesia! ¡Oh castillo fortísimo!, ¡dentro de cuyos muros están seguros los que a vos se acogen, y defendéis a los que os alaban! Defended, Dulcísima Señora, a los que os tributan las más agradables alabanzas en vuestro Santísimo Rosario, diciéndoos llena de gracia por el Divino Espíritu. Defendednos de los halagos del mundo, del ardor de nuestras pasiones, y de las astucias de Satanás. Como a Santo Domingo elegisteis Apóstol del Santísimo Rosario, y le alcanzasteis el Espíritu Santo como se vio sobre él en forma de Paloma, y de lengua de fuego, venga a nosotros el mismo Divino Espíritu para consolarnos en las tristezas, excitarnos de las tibiezas, iluminarnos en las dudas, encendernos en el amor, y darnos cada día el pan necesario, y abundante de gracias, con que merezcamos el eterno de gloria, en que recrearnos por los siglos de los siglos. Amén.

Todo lo demás como el primer día.


DÍA NONO

Asunción de María Santísima a los Cielos y su Coronación por Reina y Señora de todo lo criado

CUARTO Y QUINTO MISTERIOS GLORIOSOS

¡Oh altísima Señora! ¡Oh alegría del Cielo y gozo de la tierra María! ¡Oh purísima Virgen y Madre!, ¡que como cándida paloma subís sobre los Ríos de las aguas vestida de inestimable olor de suavidad en la riqueza de vuestras virtudes, y hermosura de vuestras glorias! ¡Oh!, ¡y con qué afectos de devoción os salió al encuentro la multitud de los cortesanos del Cielo!, ¡con qué cánticos de gloria fuisteis llevada al Trono! ¡Con qué rostro tan agradable, con qué divinos, y castísimos abrazos fuisteis recibida del hijo, y exaltada sobre toda criatura! Con el honor de que era digna tal Madre, y con la gloria, que era decente a tal hijo. ¡Oh Reina de los Cielos, elevada sobre los Serafines, Madre del Criador, Señora de todo lo criado, Protectora, Abogada, y Maestra de la Iglesia militante, y gloria de la triunfante! Desterrados, quedamos en este valle de lágrimas, Madre mía, volved a nosotros esos piadosos ojos, acordándoos que, aunque Reina, sois también Madre de Misericordia. Vos prometisteis a Santo Domingo tantos socorros del Cielo, tantos consuelos, tantos gozos y librarlo de tantas penas, cuantas Ave Marías os rezase; hacednos participantes de semejantes gracias. Mirad, y socorred la Iglesia militante, combatida de vicios, perseguida de errores, y amenazada por el Infierno. Refrigerad con el suave licor de las Rosas de Ave Marías del Rosario, que rezamos, las Santas Almas del Purgatorio, especialmente las que son de nuestra obligación, y las que os saludaron en esta vida con el Rosario. No falte, compasiva Señora, y Madre nuestra, vuestro socorro a los tentados, a los enfermos, a los navegantes, a los afligidos, a los perseguidos, y a los pobres, para que en todos acreditéis el poder de Reina, y compasión de Madre, a quien dulcemente saludamos en esta vida, y deseamos saludar en la gloria, cantando: Ave María, Ave María, Ave María.

Todo lo demás como el primer día.


LOS GOZOS A LA VIRGEN DEL ROSARIO

Los gozos son cantos religiosos dedicados a la Virgen o a los santos con motivo de sus festividades, en novenas y en otras ocasiones, ejecutados por los fieles a coro en las iglesias y también frecuentemente en el atrio y en las ermitas. La aparición de la mayor parte de los gozos tiene lugar en los siglos XVII y XVIII y sus letras suelen tener siempre un origen erudito, narrando la vida o milagros de los santos o vírgenes cuya fiesta se celebra. Poéticamente, aunque no existe una norma escrita sobre la métrica que han de seguir estas composiciones, los gozos suelen estar formados por cuartetas de versos octosílabos y se ejecutan con una introducción a modo de estribillo y el canto a coro de la copla, cuyos dos últimos versos repetían todos los asistentes.

Autor y origen

          En Clares perdura aún la tradición del canto de los gozos dedicados a la Virgen, tanto en las advocaciones del Rosario y del Lluvio, aunque también sabemos de la existencia de otros dedicados a San José, a la Virgen de la Cabeza y a San Roque que dejaron de cantarse hace ya muchas décadas.

Y aunque, como hemos dicho, el novenario del Rosario utilizado en Clares es el escrito por Fray Martín, curiosamente no se entonan aquí los gozos creados por él, sino que son otros completamente diferentes los que se cantan al concluir la novena. Estos son los que Fray Martín incluye en su novenario y que aquí copiamos:

GOZOS, DOLORES, Y GLORIAS

DEL SANTÍSIMO ROSARIO DE MARIA

Madre de Dios, es, María

el más excelente honor;

en tu rosario el Amor

lo contempla cada día.

GOZOS

Rosal en la Encarnación

es vuestro vientre Sagrado,

y del Verbo fecundado

por divina operación.

Tu pureza sin lesión

confesamos, Virgen pía.

Por las montañas subió

cual Paloma presurosa,

llevando la flor hermosa,

que el Bautista presintió;

de la culpa lo limpió

la rosa, que allí traía.

Rosa del mejor Rosal

de ti Jesús ha nacido;

pajas yo doy por mullido,

flores tu amor maternal.

A Dios envuelve en pañal

el amor, que me tenía.

Jesús al Templo lleváis

de los Valles Azucena;

sin deber ninguna pena

a la Ley os sujetáis.

¡Oh, qué ejemplo que nos dais!

¡Oh, qué prenda se ofrecía!

Buscando al hijo perdido

por las plazas preguntáis,

y entre Doctores lo halláis;

vuestro corazón herido

con flores fortalecido

en gozos se derretía.

DOLORES

En el huerto seducido

Adán abrojos plantó,

Jesús el huerto regó

con la sangre, que ha vertido.

En las Rosas, que han nacido

el Padre se complacía.

De su sangre carmesí

con azotes exprimido

en rosas ha convertido

las penas que merecí;

y son Rosas para mí

los grumos, que allí vertía.

¡Oh Jesús mi dulce amante!

vuestra corona de espinas

(para mí de Rosas finas)

os burla, como a farsante.

Adora mi amor constante

al que el mundo escarnecía.

Cargado con Cruz penosa

por la calle de amargura

con llanto sigue, y ternura

su Madre, mística Rosa.

En cara tan lastimosa

su Amor, y dolor veía.

A Jesús crucificado

sol, y luna obscurecidos,

y los justos confundidos

lloran, cuando ha expirado.

Tu corazón traspasado

¡Oh Madre!, ¡qué sentiría!

GLORIAS

De Jesús resucitado

parabién os doy gozoso,

que a su cuerpo doloroso

de gloria, y luz ha dotado;

Rosa, que Amor ha gravado

cada llaga parecía.

A la gloria celestial

sube Jesús triunfante,

cada llaga es un brillante,

de salud un manantial,

una Rosa, eterna señal

que al Padre presente hacía.

María es Templo sagrado

del Espíritu divino,

que en lenguas, y dones vino,

llenando al Apostolado.

¡Oh!, qué flores el Amado

en su huerto plantaría.

¿Quién es esta tan hermosa?

De Jazmín, Clavel, y Rosa,

Hija, Madre, dulce Esposa,

Reina sois entronizada;

sednos desde allí Abogada

Madre de Dios, ¡oh María!

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Los gozos cantados en Clares  

Pero volviendo a los Gozos del Rosario que nos interesan, a los cantados en Clares, desgraciadamente su origen, autor y fecha de composición son hoy una incógnita. También desconocemos si éstos comenzaron a cantarse al mismo tiempo que empezó a usarse el novenario de Fray Martín o si fue antes o después. Lo que sí podemos asegurar, es que la utilización de estos gozos no es exclusiva de Clares. Todo lo contrario. Idénticos gozos, con inapreciables variaciones, fueron o son usados en al menos otros dos lugares bien lejanos: en las parroquias gallegas de Xunqueiras (19) (Pontevedra) y Piñeiro (20) (Lugo). Su utilización en Xunqueiras lo sabemos gracias a un cantoral de la unidad pastoral de “Os Cotos” (21) , disponible en internet (22), mientras que en Piñeiro es cantado por la Cofradía del Rosario (23) en las novenas a la Virgen, aunque con un número reducido de estrofas (24) respecto a las entonadas en Clares.

 Siguiendo el patrón típico de estas composiciones, los Gozos a la Virgen del Rosario de Clares se inician con una entrada, compuesta por una redondilla (25), a la que sigue un total de nueve estrofas. Cada una de ellas está compuesta por otra redondilla, a la que le sigue una cuarteta (26) cuyos dos últimos versos son los mismos que los dos finales de la redondilla de la entrada, y que son cantados únicamente por el coro de las mujeres. Tras la última estrofa, vuelve a cantarse como final por todos los asistentes la redondilla de la entrada.

Como dijimos de la novena, las sucesivas copias han provocado que también se hayan alterado con el tiempo algunas palabras de los gozos, perdiéndose a veces el sentido del texto original. Comparando las copias de Clares, Xunqueiras y Piñeiro, hoy podemos subsanar estos errores y acercarnos muy fidedignamente a la que debió ser la composición primitiva. Estos serían los gozos completos de Clares, una vez corregidos:

Entrada

Pues sois virginal sagrario

que sólo a Dios convenía,

logradnos (27) Virgen María

salvación por el Rosario.

1

El Hijo que fue de Dios

eterno en generación,

quiso por la salvación

llamarse también de Vos;

pues así formáis los dos

nuestro amparador santuario,

logradnos Virgen María

salvación por el Rosario.

2

Si visitando a Isabel

dabais gozo al Precursor,

pariendo a Cristo Señor

nos disteis gracia con Él;

pues tan divino Enmanuel (28)

de Vos nació voluntario,

logradnos Virgen María

salvación por el Rosario.

3

La ley (29) puntual observasteis

dándonos humilde ejemplo,

cuando con el Dios del templo

en el templo os presentasteis;

cuando perdido lo hallasteis

el gozo fue extraordinario,

logradnos Virgen María

salvación por el Rosario.

4

Cinco mil azotes dieron

a Jesús atroz (30) tormento,

y dando a Vos sentimiento

su corona espinas fueron;

pues de tanta pena hicieron

a vuestro amor tributario,

logradnos Virgen María

salvación por el Rosario.

5

Sois la cándida azucena

que en un vergel escondido

llorando (31) a Cristo afligido

quedasteis de angustia llena;

pues compañera en su pena

triunfáis de nuestro (32) contrario,

logradnos Virgen María

salvación por el Rosario.

6

La cruz de nuestra maldad

llevó (33) el Cordero inocente,

y en la misma cruz pendiente

expiró por su bondad;

pues con tanta caridad

le seguisteis al Calvario,

logradnos Virgen María

salvación por el Rosario.

7

Sobre el sepulcro y la losa

resucitó Dios triunfante,

y os causó gozo abundante

su resurrección gloriosa;

pues apareció (34) cual rosa

olorosa en tiempo vario,

logradnos Virgen María

salvación por el Rosario.

8

Ya sube el Verbo a los cielos

colmando vuestra alegría,

y a su Paráclito (35) envía

movidos vuestros anhelos (36);

pues de tan grandes consuelos

sois el objeto primario,

logradnos Virgen María

salvación por el Rosario.

9

Al Empíreo (37) arrebatada (38)

fuisteis en cuerpo y en alma,

como gigantesca palma (39)

sobre coros exaltada;

pues os ciñen coronada

estrellas en duodenario (40),

logradnos Virgen María

salvación por el Rosario.

Final

Pues sois virginal sagrario

que solo a Dios convenía,

logradnos Virgen María

salvación por el Rosario.


©2023. Antonio Bueno Tabernero


Artículo registrado en Safe Creative 

con 2312206444266

Notas:

[1] Del convento dominico de San Raimundo en Teruel sería prior durante dos etapas.

[2] A este ejemplar, de unos 14,3 por 9,5 cm. y 31 páginas, le falta la cubierta original, siendo recompuesta aprovechando una parte de una cartulina publicitaria. Como protección exterior se utilizó una funda plástica marrón, donde va introducida esta improvisada cubierta.

[3] En la Imprenta de Brusi, ubicada en la Costa d’en Bros nº 2, de Palma.

[4] Publicado en Valencia, imprenta de Benito Monfort, en 1790.

[5] El manuscrito, aun contando con las licencias firmadas en Barcelona y Teruel en 1805 y 1806, respectivamente, parece que no llegó a imprimirse.

[6] Imprenta de la hija de Ibarra. Madrid, 1807.

[7] Apéndice de historias locales, en: Presencia Aragonesa, revista del centro aragonés de Valencia; n.º 60, 2011.

[8] En 2002 el papa Juan Pablo II añadiría al tradicional Rosario cinco Misterios más: los Misterios Luminosos.

[9] No hemos encontrado en nuestra investigación ninguna otra referencia sobre la existencia en otros lugares de algún ejemplar más de este novenario.

[10] Domingo de Guzmán, presbítero castellano, fundador de la Orden de Predicadores, cuyos miembros son conocidos como dominicos. Según los testimonios, el santo habría recibido de la Virgen el Santo Rosario en 1208 para combatir la herejía cátara.

[11] Según la tradición, la Virgen se apareció a Santo Domingo acompañada por tres princesas celestiales, simbolizando respectivamente los Misterios Gozosos, Dolorosos y Gloriosos del Rosario.

[12] Santo Tomás de Aquino, presbítero, fraile, teólogo y filósofo dominico italiano, nacido en 1224/1225.

[13] Santa Margarita de Castello, monja dominica nacida sobre 1287 en el castillo de Metola (Italia).

[14] Alejandrina Lucrecia, monja y santa dominica nacida en 1522 en Florencia en el seno de la noble familia de los Ricci.

[15] Bienaventurado.

[16]  Sadok de Sandomierz: domínico polaco asesinado junto a sus 48 compañeros durante la invasión mongola de Polonia, en 1260.

[17] Catalina de Siena (1347-1380): laica dominica (terciaria) y santa, copatrona de Europa e Italia y doctora de la iglesia.

[18] Confesor dominico nacido en Mevania (hoy Bevagna), en la Umbría italiana. Al parecer, en el momento de su muerte, el 15 de agosto de 1301, se le aparecieron la Virgen del Rosario, Santo Domingo y San Jorge, quienes le acompañaron al cielo.

[19] Una de las 8 parroquias del concejo de Pazos de Borbén. Está formada por los pueblos de A Chan, Casqueiros, Eidos De Riba y O Cabo De Raña. Según el censo de 2014 contaba con 130 habitantes.

[20] Llamada oficialmente San Salvador de Piñeiro, es una parroquia y aldea de 53 habitantes (en 2020) del municipio de O Páramo. Está conformada por los barrios de As Cruces, Piñeiro, Quintela, Salgueiredo, y San Paio.

[21] Unidad pastoral del arciprestazgo de Redondela-Oitavén, en el obispado de Tuy-Vigo, formada por las parroquias de San Salvador de Xunqueiras y otras nueve más.

[22] La dirección web donde puede consultarse es la siguiente (fecha de consulta: noviembre 2023):

www.oscotos.eu/Archivos%20web%20fixos/Cantando%20na%20comunidade%202013%20correxido.pdf

[23] La Cofradía do Rosario se fundó en Piñeiro en 1579.

[24] Las estrofas cantadas hoy solo son cuatro. Según nos aclaró textualmente el párroco de Piñeiro, José Manuel Castro Alba, sobre este asunto: “probablemente tenga alguna estrofa más. Yo lo he encontrado en la parroquia, en hojas mecanografiadas para distribuir entre la gente. Lo hizo el anterior párroco y puede que la abreviase para que las celebraciones no fuesen muy largas”.

[25] Composición de cuatro versos octosílabos con rima consonante y esquema a-b-b-a.

[26] Composición de cuatro versos octosílabos con rima consonante y esquema a-b-a-b.

[27] Esta es la palabra correcta (copia de Xunqueiras) y no el “lógranos” que se lee en la copia de Clares.

[28] Nombre dado en el Antiguo Testamento al futuro Mesías y que significa “Dios con nosotros”. Así aparece en la copia de Xunqueiras y erróneamente “Manuel” en la copia de Clares que nos ha llegado.

[29] Así en la copia de Xunqueiras. mientras que equivocadamente en la copia de Clares aparece en su lugar “la luz”. Esta ley prescribía en el Levítico que toda mujer debía presentarse en el templo para purificarse a los cuarenta días del parto y, también, que el primogénito fuera presentado para ser consagrado al Señor.

[30] Así en la copia de Xunqueiras. En la de Clares aparece en su lugar “sacro tormento” (¿sagrado tormento?), lo cual no tiene mucho sentido.

[31] En la copia de Xunqueiras y en la de Piñeiro aparece: “orando”. Creemos que tanto “llorando” como “orando” podrían ser válidas como palabras originales.

[32] Así en las copias de Clares y Piñeiro, mientras que en la de Xunqueiras pone “vuestro”.

[33] Así en la copia de Xunqueiras, mientras que en la de Clares aparece este verbo de forma incorrecta en presente de indicativo (“lleva”), existiendo una discordancia con el verbo que leemos dos versos después en pretérito perfecto (“expiró”).

[34] Ídem. nota 32. En la copia conservada en Clares se lee: “aparecéis”.

[35] Así en la copia de Xunqueiras, mientras que en la de Clares se transcribe erróneamente: “a su Padre Cristo envía”, quizás por no conocer el copista la palabra Paráclito ni su significado, es decir, Espíritu Santo.

[36] En la versión de Xunqueriras aparece: “movido por vuestros anhelos”, lo que no puede ser correcto al contabilizarse así un verso eneasílabo, en vez de octosílabo como deben ser todos.

[37] Según la teología medieval, el más alto de los cielos, el sitio donde la presencia de Dios es plena y el lugar donde residen los ángeles y las almas acogidas en el Paraíso. En la copia de Clares aparece erróneamente en su lugar: “imperio”.

[38] De manera precipitada o impetuosa. En la copia de Clares, “arrebatado”, lo que es erróneo, ya que este verso debe hacer rima consonante con el último de la cuarteta: “sobre coros exaltada”.

[39] En la copia de Clares se había escrito erróneamente: “gigante escapalma”.

[40] Es decir, coronada por doce estrellas. Igual que en la nota anterior, en Clares se había transcrito erróneamente: “estrellas en dúo clenario”, lo que no tiene ningún significado.


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