Memoria Negra de los muleteros de Maranchón. Tercera parte: "Un Juicio en cinco actos".
Han pasado
dos años. Dos largos años en la cárcel de Guadalajara para los acusados de las muertes
de Narciso y Bárbara Castellote, desde aquella madrugada del 27 de marzo de
1910. Dos años malviviendo en las hacinadas y mugrientas celdas, comiendo poco
y mal, durmiendo aún peor, y día tras día, siendo objeto del desprecio y del
odio de los guardias de la prisión y de muchos de los compañeros de presidio.
Era la mañana
del jueves 30 de mayo de 1912, y en la puerta de la Audiencia Provincial de
Guadalajara, desde primera hora, se observaba un extraordinario ajetreo de ir y
venir de gentes. En varios corros se veían a hombres que, con rostros serios,
conversaban en voz baja. Iban ataviados con una vestimenta nada común en
Guadalajara: zapatos “cordobeses”, medias blancas de travilla de lana hasta por
encima de las rodillas, calzón de paño negro adornado con borlas azules y
negras, faja azul grande sobre el chaleco de astracán, y zamarra, también de
astracán, con enormes botones de plata. Cubriendo la cabeza, muchos de ellos,
llevaban un sombrero de ala anchísima. Sin duda se trataba de muleteros
llegados desde Maranchón y compadres de negocios de los Castellote y
Villavieja. En otro corrillo, cinco hombres, éstos con camisa y chaleco,
cambiaban impresiones a la vez que tomaban notas en sus cuadernos de todo
cuanto acontecía a su alrededor. Eran los corresponsales de los periódicos de la
capital alcarreña: de La Crónica, del Flores y Abejas, de La Palanca... junto a otros
llegados desde Madrid para cubrir la información de lo que allí iba a
acontecer. Cercanas a la puerta, se encontraban varias mujeres, que vestidas de
negro...
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